Acento.
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Intensidad dada a los sonidos esenciales de una fraseo de un fragmento, para subrayar la importancia tonal, rítmica o expresiva. Excepto en la música de danza o de marcha, el acento no tiene lugar fijo en el compás, no está de ningún modo ligado a la vuelta simétrica del tiempo fuerte, sino que, por el contrario, subraya a menudo el efecto de un contratiempo o de una síncopa.
El acento debe recaer siempre en el primer tiempo de un compás; por otro lado, en muchos casos existe un subacento que debe reproducirse al inicio de cada tiempo. Esto puede apreciarse con mucha facilidad en el compás cuaternario, es decir en aquellos que se dividen en cuatro tiempos, como ser el de cuatro cuartos. En este caso, el tercer tiempo debe acentuarse más que el segundo y el cuarto, pero menos que el primero; en otras palabras, y según los grandes teóricos, se trata de un tiempo semifuerte.
En un compás de dos cuartos, por ejemplo, sabemos que la primera mitad debe tocarse con más intensidad que la segunda; claro que las subdivisiones aumentan la complejidad de la acentuación, ya que en cada mitad puede haber más de una nota, grupos irregulares o silencios.
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