Albinoni, Tomaso
Fecha de Nacimiento: 1671-6-14 en Venecia
Fecha de Muerte: 1751-1-17 en Venecia
Nacionalidad: Italiano
Período: Barroco
Biografía:
Hijo
de un rico mercader de papel que poseía varias tiendas en Venecia y
algunas propiedades, Tomaso aprendió desde pequeño a tocar violín y a
cantar. No se sabe quienes fueron sus profesores (se ha mencionado el
nombre de Legrenzi). A pesar de su talento no quiso buscar algún puesto
en la iglesia o en la corte, prefiriendo mantenerse como un “diletante”,
un hombre independiente que disfrutaba y deleitaba haciendo música.
Como compositor tuvo un primer contacto con la música religiosa. Una
misa para tres voces masculinas sin acompañamiento es la única obra que
sobrevive de esa época (el Magnificat en sol menor atribuido a él es de
dudosa autenticidad).
En 1694 tuvo dos éxitos en los campos
musicales para los cuales probablemente había sido preparado. Una ópera
(Zenobia, Regina de Palmireni) fue escenificada en el Teatro San
Giovanni e San Paolo a comienzos de 1694. Y su Op.1, doce sonatas en
trío, fue publicado por Sala. La música instrumental para conjuntos
(sonatas y conciertos) y la música vocal secular (óperas y cantatas
solistas) fueron las dos áreas muy activas dentro de una carrera
notablemente extensa. Se ha sugerido que Albinoni sirvió brevemente como
músico de cámara a Ferdinando Carlo di Gonzaga, Duque de Mantua. La
única evidencia de esto aparece en la página titular de sus Sinfonie e
Concerti a Cinque Op.2 (1700) como “servo” del duque beneficiario de la
obra.
Albinoni probablemente conoció a Ferdinando Carlo en una
de las frecuentes visitas del duque a los teatros venecianos. Las obras
teatrales de Albinoni pronto comenzaron a ser escenificadas en otras
ciudades italianas, siendo la primera “Rodrigo in Algeri” (Nápoles,
1702). Visitó Florencia en 1703 para dirigir presentaciones de una nueva
ópera, “Griselda”, y posiblemente pasó un tiempo allí para dirigir otra
ópera, “Aminta”, unos meses más tarde. En 1705 se casó con la soprano
operática Margherita Rimondi de Verona (o quizás Salara ya que era
apodada “La Salarina”). En 1699, cuando ella tenía cerca de quince,
apareció en “Amor per vita” de Draghi en San Salvatore, Venecia. Después
del matrimonio continuó apareciendo intermitentemente en escena (a
pesar de tener seis hijos) y viajó incluso a Munich, donde cantó en
“Lucio Vero” de Torri en 1720. Ella murió en 1721.
El padre de
Albinoni falleció en 1709 y Tomaso heredó parte de un negocio cuyas
ganancias compartía con sus hermanos menores, quienes estaban a cargo
del manejo. Esta renuncia a los derechos y responsabilidades normales de
un hijo mayor refleja la total dedicación de Tomaso a la música. Desde
1721 recibió pocos ingresos de su familia, ya que el negocio fue
adquirido tras un proceso legal por un antiguo acreedor de su padre. En
1722 su carrera musical alcanzó su clímax. Recién había compuesto una
serie de doce conciertos, su obra más imponente a la fecha, y la dedicó
al Elector de Bavaria, Maximilian Emanuel II. Entonces fue invitado a
Munich para supervisar presentaciones de su ópera “I veri amici” y una
obra escénica menor “Il trionfo dell’amore”, ambas para celebrar el
matrimonio de Karl Albert, el príncipe elector, con Maria Amalia, la
hija menor de José I.
Desde la década de 1720 las óperas de
Albinoni se interpretaron con frecuencia fuera de Italia, aunque en
muchos casos eran adaptadas para adecuarlas a las necesidades locales.
“Vespetta e Pimpinone” , un intermezzo que había aparecido originalmente
con “Astarto” en 1708, alcanzó especial popularidad. Sin embargo,
Albinoni fue componiendo cada vez menos obras nuevas tanto en el ámbito
operático y en el instrumental. Parece que decidió retirarse en 1741 y,
tras pasar un extenso periodo postrado en cama, falleció a comienzos de
1751.
La asociación de Albinoni con otros músicos fue muy
limitada durante su carrera. Una sonata para violín dedicada a Pisendel
apunta a un posible encuentro entre ambos en 1716. Sus relaciones con un
representativo sector de la nobleza europea, sin duda motivadas por un
deseo de crecimiento personal, fueron mucho más frecuentes. A las ya
mencionadas se puede agregar aquella con el patrón de Corelli, el
Cardenal Pietro Ottoboni, receptor del Op.1, Fernando III, Gran Príncipe
de Toscania (Op.3), el tío de Ferdinand, el Cardenal Francesco Maria de
Medici (Op.4), el conde Christian Heinrich von Watzdorf, un amante de
la música residente en Roma (Op.8), Don José Patino, un comandante
militar español (Op.10). Para los onomásticos del emperador Karl Vi y su
esposa, Elizabeth Christine von Braunschweig-Wolfenbuttel, Albinoni
compuso la serenata “Il nome glorioso in terra, santificato in cielo”
(1724) y el pastoral “Il nascimento dell’aurora” (c1710).
Su
producción fue inmensa. El libreto de su penúltima ópera “Candalide”
(1734) está indicado como su número 80. Solamente algunas de sus más de
50 óperas se conocen a través de libretos o de partituras que se han
conservado. Las cantatas para voz solista suman más de 40. 79 sonatas
para uno a seis instrumentos y continuo compuestas en estilos litúrgico,
de cámara o mixto, 59 conciertos y 8 sinfonías.
La reputación
de Albinoni ha fluctuado, pero probablemente hoy es mayor de lo que fue
en cualquier otra época exceptuando su propio tiempo, cuando su música
instrumental era solicitada en todo Europa, sobretodo entre amateurs, y
era equiparada con la de Corelli y Vivaldi. Las cantatas solistas eran
igualmente populares pero muy pocas se publicaron. Bach basó cuatro
fugas para teclado sobre temas del Op.1 de Albinoni (BWV.946, 950, 951,
951ª) y empleó otras obras como material de enseñanza. J.G.Walter
transcribió dos conciertos del Op.2 para órgano.
Las primeras
obras instrumentales de Albinoni fueron reeditadas y reimpresas muchas
veces en las primeras décadas del siglo. Extractos, por lo general
mutilados, abundan en manuales contemporáneos para enseñar violín.
Probablemente fue el primer compositor en emplear de manera consistente
el ciclo de tres movimientos dentro del concierto y popularizó los
finales fugados. Sus conciertos para oboe Op.7 fueron los primeros de su
tipo en ser publicados por un compositor italiano. Albinoni poseía un
notable talento melódico (lo que mantuvo a sus óperas con gran
popularidad mientras las de otros perdían acogida), un seguro manejo del
medio y otros elementos que le acercaron más a los neo-corellianos que a
sus colegas venecianos. Este equilibrio de forma y contenido alcanzó su
plenitud en las partituras de su temprana madurez tales como los
ballettos (o sonatas de cámara) Op.3 y los conciertos Op.5.
En
resumen, el gran logro de Albinoni fue la pronunciada individualidad de
su música, la que probablemente se benefició del cierto aislamiento de
su vida. Sin duda, todas sus ideas fueron muy propias y originales.
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