LA MALIBRAN.
La familia García Sitjes es, sin duda, la más
ilustre de todas las que España ha dedicado al mundo de la ópera. Manuel
García, vino al mundo con una prodigiosa voz que empezó a sonar en el
coro de la catedral de Sevilla y que tuvo instrucción musical suficiente
para convertirse antes de los veinte años en un cantante formidable,
amén de apuesto galán. Se casó con una belleza y otra gran voz, la de
Joaquina Sitjes.
ilustre de todas las que España ha dedicado al mundo de la ópera. Manuel
García, vino al mundo con una prodigiosa voz que empezó a sonar en el
coro de la catedral de Sevilla y que tuvo instrucción musical suficiente
para convertirse antes de los veinte años en un cantante formidable,
amén de apuesto galán. Se casó con una belleza y otra gran voz, la de
Joaquina Sitjes.
Juan de Udaeta, responsable de la recuperación de la ópera compuesta por García Sitjes “Don Chisciotte” y director de la misma.
Entre
los rasgos comunes de la pareja destacaban la voluntad, la disciplina y
una inteligencia tan notable como su carácter. Con esos ingredientes, y
la ayuda de la suerte, tenían que dar al mundo tantos hijos como genios
de la música. Y lo hicieron. El hijo mayor, Manuel, fue un barítono
excelso y uno de los mejores maestros de canto del mundo; la hija
pequeña, Paulina, fue una soprano del máximo prestigio además de una de
las mujeres más relevantes de la cultura europea en el siglo XIX; pero a
todos superó el genio, la gracia y la novela vital, tumultuosa y breve,
de la hija segunda, María Felicia, conocida por el nombre artístico de
la Malibrán.
los rasgos comunes de la pareja destacaban la voluntad, la disciplina y
una inteligencia tan notable como su carácter. Con esos ingredientes, y
la ayuda de la suerte, tenían que dar al mundo tantos hijos como genios
de la música. Y lo hicieron. El hijo mayor, Manuel, fue un barítono
excelso y uno de los mejores maestros de canto del mundo; la hija
pequeña, Paulina, fue una soprano del máximo prestigio además de una de
las mujeres más relevantes de la cultura europea en el siglo XIX; pero a
todos superó el genio, la gracia y la novela vital, tumultuosa y breve,
de la hija segunda, María Felicia, conocida por el nombre artístico de
la Malibrán.
En 1805 estalló la Guerra de la Independencia y la
familia García Sitjes huyó antes a París y después a Nápoles donde
Manuel trabó amistad con Rossini, que le escribió varias obras, entre
ellas “El barbero de Sevilla” con la que se consagró. Y allí debutó y
triunfó clamorosamente, con sólo cinco años, la Malibrán. Estrenaban
“Agnese” de Paër: Manuel, Joaquina y la pequeña María Felicia, en el
papel de hija que tercia y arregla una pequeña pelea conyugal. De pronto
Joaquina perdió el hilo y la niña, ni corta ni perezosa, se puso a
cantar en su lugar. Louise Héritte Viardot, pariente suya, describe su
graciosa intervención.
familia García Sitjes huyó antes a París y después a Nápoles donde
Manuel trabó amistad con Rossini, que le escribió varias obras, entre
ellas “El barbero de Sevilla” con la que se consagró. Y allí debutó y
triunfó clamorosamente, con sólo cinco años, la Malibrán. Estrenaban
“Agnese” de Paër: Manuel, Joaquina y la pequeña María Felicia, en el
papel de hija que tercia y arregla una pequeña pelea conyugal. De pronto
Joaquina perdió el hilo y la niña, ni corta ni perezosa, se puso a
cantar en su lugar. Louise Héritte Viardot, pariente suya, describe su
graciosa intervención.
HERITTE VIARDOT:
“Una noche la
soprano se sintió mal y tuvo que interrumpir su canto. Inmediatamente la
niña siguió el aria y cantó hasta el final el dúo con su padre, lo cual
produjo en la sala un entusiasmo delirante. Desde entonces, cada vez
que se daba esta ópera, los espectadores insistían para que la pequeña
cantase en lugar de la soprano. Así fue hasta que una noche la niña se
sintió ronca o cansada. Después de terminado su dúo exclamó en plena
escena: “Ho cantato come un cane, non voglio cantar piú” y después, en
medio de la hilaridad general, salió huyendo a todo correr. María tenía
cinco años y todo un carácter.”
soprano se sintió mal y tuvo que interrumpir su canto. Inmediatamente la
niña siguió el aria y cantó hasta el final el dúo con su padre, lo cual
produjo en la sala un entusiasmo delirante. Desde entonces, cada vez
que se daba esta ópera, los espectadores insistían para que la pequeña
cantase en lugar de la soprano. Así fue hasta que una noche la niña se
sintió ronca o cansada. Después de terminado su dúo exclamó en plena
escena: “Ho cantato come un cane, non voglio cantar piú” y después, en
medio de la hilaridad general, salió huyendo a todo correr. María tenía
cinco años y todo un carácter.”
Pero la niña no tuvo tiempo ni
ocasión de envanecerse porque su padre era un maestro durísimo que
instruía a puntapiés a sus dotadísimas criaturas. En 1815, después de
Waterloo, llegó la guerra hasta Nápoles y se desató una horrible peste.
Los García, con los niños a cuestas, consiguieron huir atravesando las
trincheras sanitarias y llegaron a París. Decidieron poner a su hija a
salvo de las contingencias y la metieron interna en Hammersmith, un
colegio-convento cercano a Londres. De allí salió a los dieciséis años,
hermosísima y con cinco idiomas regularmente aprendidos.
ocasión de envanecerse porque su padre era un maestro durísimo que
instruía a puntapiés a sus dotadísimas criaturas. En 1815, después de
Waterloo, llegó la guerra hasta Nápoles y se desató una horrible peste.
Los García, con los niños a cuestas, consiguieron huir atravesando las
trincheras sanitarias y llegaron a París. Decidieron poner a su hija a
salvo de las contingencias y la metieron interna en Hammersmith, un
colegio-convento cercano a Londres. De allí salió a los dieciséis años,
hermosísima y con cinco idiomas regularmente aprendidos.
María
volvió a la dura férula paterna y debutó como suplente de la suplente en
“El barbero de Sevilla” en 1825. Tenía sólo diecisiete años y después
de Londres tomó París. Los poetas cantaron su belleza española, los
críticos alabaron su prodigiosa voz y el público se rindió ante aquella
fuerza de la naturaleza. En el “Athenaeum”, Chorley, uno de los críticos
ingleses de mayor prestigio, afirma:
volvió a la dura férula paterna y debutó como suplente de la suplente en
“El barbero de Sevilla” en 1825. Tenía sólo diecisiete años y después
de Londres tomó París. Los poetas cantaron su belleza española, los
críticos alabaron su prodigiosa voz y el público se rindió ante aquella
fuerza de la naturaleza. En el “Athenaeum”, Chorley, uno de los críticos
ingleses de mayor prestigio, afirma:
CHORLEY:
“Desde su
aparición en escena es evidente que ha nacido una nueva artista, tan
original como extraordinaria. Artista no sólo dotada físicamente sino
también de un talento rápido, imaginativo, enérgico, para la cual no
cuentan los obstáculos, capaz de conciliar las mayores contradicciones”.
aparición en escena es evidente que ha nacido una nueva artista, tan
original como extraordinaria. Artista no sólo dotada físicamente sino
también de un talento rápido, imaginativo, enérgico, para la cual no
cuentan los obstáculos, capaz de conciliar las mayores contradicciones”.
Pero
la buena racha no duró, porque el amor llamaba a las puertas de
Felicia, y con tanta insistencia que al final le dejó entrar. De la
noche a la mañana se casó con un presunto banquero llamado Malibrán,
antes que el padre –del que realmente huía la novia- pudiera oponer
resistencia. Sin embargo, el marido era un estafador que, al poco de
cumplir un año de casados, de obligarla por celos a retirarse de los
teatros y de forzarla a recorrer México pagando deudas, acabó en la
cárcel. Lo único que aportó a la unión fue su apellido, con el que se
conoció a María Felicia desde su vuelta, tras abandonar por imposible al
marido fugaz.
la buena racha no duró, porque el amor llamaba a las puertas de
Felicia, y con tanta insistencia que al final le dejó entrar. De la
noche a la mañana se casó con un presunto banquero llamado Malibrán,
antes que el padre –del que realmente huía la novia- pudiera oponer
resistencia. Sin embargo, el marido era un estafador que, al poco de
cumplir un año de casados, de obligarla por celos a retirarse de los
teatros y de forzarla a recorrer México pagando deudas, acabó en la
cárcel. Lo único que aportó a la unión fue su apellido, con el que se
conoció a María Felicia desde su vuelta, tras abandonar por imposible al
marido fugaz.
MALIBRAN:
“No hay nada que hacer, cada vez
que entro en escena, tiemblo; una viva emoción, un terror indecible se
apoderan de mi. Mi padre me ha hecho un retrato tan horrible de mi nueva
carrera, que nunca estoy segura de mi misma. Las cimas del arte son tan
escarpadas, y el público es un maestro tan exigente y tan difícil, que
para conservar su sufragio, hay que mejorar sin cesar; si no se avanza
se retrocede.”
que entro en escena, tiemblo; una viva emoción, un terror indecible se
apoderan de mi. Mi padre me ha hecho un retrato tan horrible de mi nueva
carrera, que nunca estoy segura de mi misma. Las cimas del arte son tan
escarpadas, y el público es un maestro tan exigente y tan difícil, que
para conservar su sufragio, hay que mejorar sin cesar; si no se avanza
se retrocede.”
Volvió a triunfar y a ganar dinero tan pronto,
todavía en el umbral de los veinte años, que el marido se negó a
concederle el divorcio. Entonces le salió a María Felicia un protector
de leyenda: nada menos que el marqués de Lafayette, héroe de la
independencia norteamericana, que se enamoró de la cantante. No sabemos
si ella le correspondió o sólo le agradeció su caballeroso
comportamiento con un célebre saludo militar desde el escenario, pero
Lafayette consiguió no sólo la anulación del matrimonio civil por un
truco legal sino también la del eclesiástico.
todavía en el umbral de los veinte años, que el marido se negó a
concederle el divorcio. Entonces le salió a María Felicia un protector
de leyenda: nada menos que el marqués de Lafayette, héroe de la
independencia norteamericana, que se enamoró de la cantante. No sabemos
si ella le correspondió o sólo le agradeció su caballeroso
comportamiento con un célebre saludo militar desde el escenario, pero
Lafayette consiguió no sólo la anulación del matrimonio civil por un
truco legal sino también la del eclesiástico.
Desde 1830, La
Malibrán fue la reina de los escenarios de Europa. El único escollo fue
Milán, donde la famosísima Pasta, que había triunfado con “Norma”, vio
cómo la española pedía interpretar su obra favorita y, en su presencia,
le robaba el favor del público. Pasta asistió a la primera sesión para
ponerla nerviosa. No lo consiguió y en la segunda, ya sin ella, el
público tiró de su coche por las calles en lugar de los caballos.
Además, la Malibrán tomó partido por el liberalismo revolucionario
italiano y se convirtió en un símbolo de la resistencia contra Austria,
como demuestra en esta carta escrita a su amigo el barón de Trémont.
Malibrán fue la reina de los escenarios de Europa. El único escollo fue
Milán, donde la famosísima Pasta, que había triunfado con “Norma”, vio
cómo la española pedía interpretar su obra favorita y, en su presencia,
le robaba el favor del público. Pasta asistió a la primera sesión para
ponerla nerviosa. No lo consiguió y en la segunda, ya sin ella, el
público tiró de su coche por las calles en lugar de los caballos.
Además, la Malibrán tomó partido por el liberalismo revolucionario
italiano y se convirtió en un símbolo de la resistencia contra Austria,
como demuestra en esta carta escrita a su amigo el barón de Trémont.
MALIBRAN
“¡Estoy
contenta, orgullosa, gloriosa, vanidosa hasta no va más de pertenecer a
los franceses! No pasa un día en que yo, mujer, no sienta muchísimo no
haber perdido un ojo o una pierna en la lucha de esta causa de la edad
de oro! ¿No es acaso la edad de oro luchar por su libertad y rechazar al
mismo tiempo hasta la apariencia de una usurpación sobre los demás
pueblos? ¡Le aseguro que pensando en París mi alma se eleva! ¿Cree que
los soldados armados con fusiles me hubieran impedido gritar: “¡Viva la
libertad! “? Me dicen que no está todo tranquilo todavía en Francia.
Escríbamelo; iré. Quiero compartir la suerte de mis hermanos. La caridad
bien ordenada, se dice empieza por uno mismo. Pues bien, los demás son
mi “uno mismo”. ¡Viva Francia!
contenta, orgullosa, gloriosa, vanidosa hasta no va más de pertenecer a
los franceses! No pasa un día en que yo, mujer, no sienta muchísimo no
haber perdido un ojo o una pierna en la lucha de esta causa de la edad
de oro! ¿No es acaso la edad de oro luchar por su libertad y rechazar al
mismo tiempo hasta la apariencia de una usurpación sobre los demás
pueblos? ¡Le aseguro que pensando en París mi alma se eleva! ¿Cree que
los soldados armados con fusiles me hubieran impedido gritar: “¡Viva la
libertad! “? Me dicen que no está todo tranquilo todavía en Francia.
Escríbamelo; iré. Quiero compartir la suerte de mis hermanos. La caridad
bien ordenada, se dice empieza por uno mismo. Pues bien, los demás son
mi “uno mismo”. ¡Viva Francia!
De 1832 a 1836 vivió en una nube.
Se enamoró de un violinista belga llamado Bériot. Con él se fue a vivir y
le dio un hijo, para gran disgusto de doña Joaquina y don Manuel, que
dejó este mundo con su mal humor habitual. A los pocos años la Malibrán
se convierte en madame Bériot. Pero en vísperas de una actuación y
embarazada de pocas semanas, cae del caballo, que la arrastra golpeando
la cabeza contra el suelo. Después del accidente sólo se confía con su
hermana Pauline, haciéndole una revelación trascendental.
Se enamoró de un violinista belga llamado Bériot. Con él se fue a vivir y
le dio un hijo, para gran disgusto de doña Joaquina y don Manuel, que
dejó este mundo con su mal humor habitual. A los pocos años la Malibrán
se convierte en madame Bériot. Pero en vísperas de una actuación y
embarazada de pocas semanas, cae del caballo, que la arrastra golpeando
la cabeza contra el suelo. Después del accidente sólo se confía con su
hermana Pauline, haciéndole una revelación trascendental.
MALIBRAN
“Me siento mal, muy mal desde entonces. Noto que tengo un coágulo en la cabeza y sé que no me recuperaré”.
Sin
embargo, pareció restablecerse y siguió cumpliendo compromisos, pese a
desvanecimientos cada vez más frecuentes. El 14 de septiembre actúa en
Manchester y en las repeticiones, tras una portentosa actuación, cae
fulminada en el escenario. Sobrevivió sólo nueve días. Al morir, tenía
veintiocho años y era la cantante más famosa del mundo.
embargo, pareció restablecerse y siguió cumpliendo compromisos, pese a
desvanecimientos cada vez más frecuentes. El 14 de septiembre actúa en
Manchester y en las repeticiones, tras una portentosa actuación, cae
fulminada en el escenario. Sobrevivió sólo nueve días. Al morir, tenía
veintiocho años y era la cantante más famosa del mundo.
LAMARTINE:
“La
belleza de la señora Malibrán existía por si misma, sin tener necesidad
de formas, de contornos, de colores para revelarse. Era la belleza
metafísica que no toma de la materia más que justo la suficiente forma
para ser perceptible por los ojos de aquí abajo. Su cuerpo no la vestía,
la cubría apenas. Uno se sentía en presencia de un ser en el que el
fuego sagrado del arte había devorado el tejido. Este fuego del
entusiasmo era tan ardiente y tan puro en ella, que a cada instante se
creía ver este envoltorio consumido caer convertido en una pizca de
ceniza y caber en una urna o en una mano”.
1 comentarios:
Bach24111 dijo…
lA MALIBRAN BUEN ARTÍCULO
21 de noviembre de 2011 03:12