Miles Davis
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Davis, creció en un acomodado barrio blanco del East St. Louis, ciudad a
la que se habían trasladado sus padres desde Alton en Illinois donde
nació en 1926. Sus primeros admiradores también fueron músicos blancos,
fundamentalmente, Harry James y Bobby Hackett. Seriamente interesado en
la música, tomó clases de Elwood Buchanan, trompetista ocasional de la
orquesta de Andy Kirk, cuando aun no había cumplido los trece años. De
este músico recibió su primer consejo que llevó a rajatabla durante toda
su vida “..toca sin vibrato, ya temblaras cuando seas viejo”. Ese fue
el embrión de ese estilo liso y lírico, aparentemente frio pero
emocionante hasta casi llorar.
Con 16 años cumplidos, tuvo la
oportunidad de salir de gira con la orquesta de Tiny Bradshaw pero la
negativa del padre se lo impidió. En 1944 escuchó por primera vez a
Charlie Parker y Dizzy Gillespie en la orquesta del cantante, Billy
Eckstine. Hizo amistad con él y “Bird” le aconsejó que se trasladase a
New York. Una vez en la ciudad, Miles fue testigo directo de la cruenta
batalla estilística entre lo viejo del jazz – el swing- y lo nuevo- el
bebop-. Después de varias actuaciones a uno y otro lado de la Calle 52
con los creadores del nuevo sonido, estuvo capacitado para dar un paso
crucial en su carrera.
En 1949, Miles germinó su primera obra
capital en la historia del jazz. Junto al compositor Gil Evans y músicos
de la talla de Gerry Mulligan y Lee Konitz entre otros, grabó “Birth Of
The Cool”, una obra que dio paso al celebre “Noneto Capitol” una
empresa democrática que repartía responsabilidades entre solista,
compositor y arreglista. En aquélla época sufrió su primera detención
por consumo de droga y en 1951 fichó por el sello “Prestige” para el que
grabó años después cuatro formidables álbumes que figuran entre lo
mejor de su discografía. Atrás quedaban la tormentosa sesión de
grabación con Thelonius Monk y su participación en el famoso quinteto de
John Coltrane.
Precisamente la colaboración de Miles con
Coltrane convenció a los jefes de la Columbia para que Miles firmara con
ellos. En la arcas de Columbia, están algunas de las mejores
grabaciones de Miles, entre ellas el obligatorio, “Kind Of Blue” grabado
en 1959, las grabaciones en directo en el “Plugged Níkel” de 1965, el
mil veces referenciado como el primer disco del jazz-rock de la historia
titulado: “Bitches Brew” o el disco que inauguró la etapa eléctrica de
Miles titulado “In a Silent Way” de 1969. En aquella época, a su
alrededor se precipitaban los acontecimientos y en los años sesenta la
psicodelia, y el rock llamaban con fuerza a la juventud de entonces y
Miles no quiso apearse del autobús. Sus discos empezaron tomar un sesgo
cada vez ruidoso y en sus banda predominaban cada vez mas los bajos
eléctricos y guitarras amplificadas y si bien eso le ayudó a aumentar su
popularidad entre las nuevas generaciones, su creatividad disminuía
notablemente.
Poco después de un concierto celebrado en Madrid
en 1990 se le manifestaron los primeros síntomas de una enfermedad que
le llevó a la muerte. Falleció en Santa Mónica el 28 de septiembre de
1991. Nadie como Miles Davis, ha hecho corresponder las edad artísticas
de su desarrollo estilístico con las distintas etapas del jazz. Su
juventud estuvo ceñida al bebop, el tórrido sonido del hardbop, luego
aliviado por la brisa del cool se apoderaron de el durante su
adolescencia y las tentación otoñal del jazz eléctrico recrudecida en su
ultima fase le ocupó hasta que le sobrevino la muerte. Miles se llevó
el secreto de su música y de su vitalidad.
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